jueves, 25 de marzo de 2010

Mi compra.

Ayer fue un día especial en Ar, pero sobre todo, fue especial en mi corazón. Por la mañana, incapaz de contener mi nerviosismo, abordé a mi hermana Lakme para ir al mercado, tal y como se nos había encargado, a comprar ciertos productos. Caminamos entre las abarrotadas calles, donde el olor de los puestos de comida y el de los perfumistas se mezclaban en una amalgama picante, flotando sobre los gritos de los regateos. Lakme me ayudó a elegir jabones, aceites corporales, algunos perfumes y olorosas sales de baño. Los gastos no eran un problema, así que las compras fueron de la mejor calidad. No era un día para reparar en el peso de la bolsa de monedas.

Volvimos a los salones y, aunque mi mente se hallaba dispersa, fui capaz de llevar a cabo todas mis tareas, con mayor o menor gloria. No podía dejar de pensar en lo que habría de acontecer a la noche y mi corazón latía enloquecido, como si intentase liberarse de su cárcel de huesos.
Y, por fin, llegó el anochecer y las tres lunas de Gor se colgaron del cielo, inmutables, observadoras de lo que ha ocurrido, lo que está pasando y lo que ha de venir. El salón lucía sus mejores galas. Lakme, primera kajira, recorría de un lado a otro la estancia, comprobando que la ornamentación, la bebida y la comida cumpliesen con sus requisitos, acompañada de nuestra hermana Flor de Noche.

Yo aguardaba a los pies del que habría de ser mi Amo, temblorosa y expectante, y él trataba de calmar mi nerviosismo con sus caricias. A pesar de ello, estoy segura de que él también estaba nervioso. Uno a uno, los Libres fueron llegando, también mostrando bellas vestimentas y semblantes alegres. Sin embargo, faltaban dos piezas importantes de la maquinaria de Ar, el Amo Vlad Tepes y el propio Ubar. El que al final de la noche habría de ser mi Dueño, me susurró que fuese a prepararme y así lo hice.

Corrí por el pasillo, me di un baño y perfumé mi piel. Utilicé para ello talendros pues, como me informaron mis hermanas, en Gor se asocia a ésta flor con la belleza, la pasión y la devoción al Amo. Confiaba en que fuese del agrado de mi Señor. Cepillé mi pelo con dedicación, recogiéndolo con un peinado intrincado, sin usar joyas, pues ese era el deseo del Amo Frey. Él, en los salones, paseaba de un lado a otro como una fiera enjaulada, tal y como me contaron mis hermanas más tarde. La ausencia de sus hermanos aumentaba su nerviosismo. El resto de los Libres presentes también aguardaban. Finalmente, el Ubar, Marlenus, entró en los salones, con aspecto cansado, aunque feliz. Yo llegué a la puerta, ataviada con un camisk nuevo, propiedad de la ciudad, y me arrodillé esperando que me permitieran el paso. El Ubar fue hacia su sillón, disculpándose por la tardanza y saludando efusivamente a los presentes. Mientras yo estaba en la puerta, llegó también, por fin, el Amo Vlad Tepes. Al parecer, la ceremonia sí se celebraría esa noche.

El Amo Marlenus pidió silencio y comenzó a hablar.

- Estamos aquí reunidos debido a la solicitud de mi hermano y Administrador General de Ar sobre la propiedad de Ataravis, pero mi viaje ha sido largo y estoy cansado, por lo que dispongo que mi hermano Vlad Tepes dirija la ceremonia.

El interpelado asintió y yo pedí permiso al Ubar para pasar. Sin embargo, fue mi futuro Amo quién me contestó, presa de los nervios. No pude menos que sonreir. Entré y me arrodillé en torre junto al Amo Vlad Tepes, puesto que sería él quién me entregase a mi nuevo Dueño. Él se puso en pie y se dirigió al centro del salón, indicándome un punto en el que habría de arrodillarme. Le seguí y así lo hice, deseando en mi fuero interno que todo saliera bien. El Amo

Frey nos acompañó al centro de la sala y el Señor Vlad Tepes inició su discurso:

- A mis pies, arrodillada, hermosa y perfecta, hay una esclava. Lo que la hace valiosa y perfecta no son sólo sus dones naturales, si no su destino.- Noté que mis mejillas se cubrían de rubor.-Por sus servicios a Ar, su incontestable fidelidad y su infatigable trabajo, el Ubar ha decidido premiar a mi hermano Frey con esta hermosa esclava.- Colocó su mano derecha sobre el hombro del Amo Frey.- Hermano, en nombre de Ar y por deseo del Ubar, te entrego esta kajira, para que te sirva y complazca como un hombre de tu talla y valía debe ser servido y complacido por una kajira.

Mi Amo devolvió el abrazo y contestó:

- Acepto a esta hermosa y devota kajira y el precio que haya marcado el Ubar será el que pague.

El Señor Vlad Tepes se dirigió entonces a mí:

- Perteneces a uno de los libres más significativos e importantes de Ar, después del mismísimo Ubar. Sírvele con devoción y pasión.

Yo, con los ojos húmedos y un hilillo de voz, respondí:

- Sí, Amo, con toda la devoción y pasión que sea capaz de entregarle.

Mi Amo dio las gracias al Amo Vlad Tepes, a la ciudad y al Ubar y me indicó que me colocase entre ellos.

- Alther, Marlenus, Vlad Tepes, Shira, Skewb, kajirae; tomo a esta muchacha para mayor gloria de ésta nuestra amada ciudad y para satisfacción de los Reyes Sacerdotes que han escrito que su destino sea al servicio de mi persona. Ataravis, pertenecías a la ciudad gloriosa de Ar, a partir de ahora me perteneces a mí y servirás allí donde yo esté. Sirve con fuego, sirve con devoción, sirve con humildad. Terminas tu camino como esclava y kajira de los salones y comienzas el de kajira de tu Señor.

Yo veía las miradas brillantes y felices de mis hermanas. Respondí:

- Así será, mi Amo.

Él me ordenó despojarme del camisk de la ciudad, y así lo hice. Él extrajo de su bolsillo un precioso collar. Su collar, con la marca de su casa, el drakkar.

- Que este collar te recuerde a quién perteneces y a quién representas allí donde sirvas.

Yo contenía la respiración, emocionada y abrumada.

- A partir de ahora, Ataravis, perderás el nombre que recibiste al llegar a la ciudad y serás conocida como Huriye, “amante del paraíso”.

- Así será si eso complace a mi Amo.- Ahora estaba segura de que mi corazón escaparía de mi pecho en cualquier momento.

- Es mi deseo que lleves un nuevo camisk, con el cual yo te visto.- Sacó un camisk blanco, de fina seda, con una cenefa en el lateral y el bordado del drakkar en un costado.- Incorpórate, Huriye y levanta los brazos.

Así lo hice y me sorprendió la suavidad del camisk cuando mi Amo me vistió con él. Con la mirada húmeda y una amplia sonrisa se lo agradecí. Entonces él me ordenó que agradeciera al resto de libres presentes lo que me habían enseñado para llegar hasta allí. Comenzando por el Ubar, obedecí, y al terminar, volví a los pies de mi Amo. Él pidió el primer servicio, que habría de ser realizado con el ritual completo.

Yo y mis hermanas acudimos a las cocinas y, una vez allí, comenzaron a felicitarme. Yo no podía dejar de acariciar mi nuevo collar. Mi hermana Brenda había estado sufriendo hasta que la ceremonia comenzó, puesto que pensaba que al final no se realizaría. Yara también estaba pletórica de felicidad y Lakme intentaba poner orden entre nosotras mientras nos abrazábamos y reíamos. Finalmente, consiguió centrarnos. Servimos el ka-la-na a los libres, para que pudieran brindar por tan feliz momento. El Ubar tomó la palabra:

- Por que Huriye recorra el camino del servicio adecuadamente y haga sentir a mi hermano Frey orgulloso de tenerla.

Los libres correspondieron al brindis y vaciaron sus copas. Nosotras pululábamos, sirviendo más licor a quién lo requería. La fiesta llegaba a su fin. El Ubar se retiró deseándonos felicidad. Los libres también me felicitaron, así como a mi Señor, y, uno a uno, fueron dejando el salón. Mi Amo me permitió beber ka-la-na de su copa. Yo estaba cansada de tantas emociones. Él, comprensivo, me ordenó que me despidiera de los presentes. Así lo hice y, tomándome él del cabello, me llevó a sus aposentos.

El día tocaba a su fin, pero mi nueva vida comenzaba. Mi vida como Huriye, devota kajira de mi Señor, el Amo Frey.

Nota: Los nicks han sido modificados para ajustarse al tono del relato. Espero que no sea molestia para nadie.

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