lunes, 10 de mayo de 2010

Los tarns.

Ayer estaba haciendo compañía a mi Amo en su despacho y se me ocurrió quejarme de cargazón en los hombros. Me dijo que tenía que fortalecer los brazos para hacer mejor mis tareas y me puso a sujetar un par de volúmenes inmensos de la biblioteca con los brazos extendidos a la altura de los hombros. No se si se me fortalecerán los brazos, pero se que no voy a volver a quejarme de que me duele la espalda.

Después de un rato me dejó descansar y estuve curioseando sus papeles. Se sorprendió de que supiera leer goreano… ¡no se donde tiene la cabeza! Acabamos hablando sobre tarns y el por qué me dan miedo. Supongo que para alguien que ha estado viéndolos toda la vida no le parece peligroso que haya halcones de nueve metros de envergadura, pero a mí no me inspiran ninguna confianza. Al final, ha considerado necesario llevarme a verlos para que se me pase el miedo. Por el camino fuimos hablando de que los eslines son más violentos y no me asustan tanto… pero los eslines son mamíferos y más o menos puedes saber lo que están tramando, las aves siempre tienen la misma expresión impenetrable ¿cómo sabes cuando debes apartarte para no llevarte un picotazo?

- Tú estate tranquila.- me dijo al ver que iba dando saltitos. Visitamos uno de los establos y me sorprendió lo grandes que eran los tarns. Más aún cuando mi Señor, riendo, me dijo que aún eran polluelos. De los que ya tienen plumas pero aún no controlan muy bien lo de volar.


Creo que ya no me dan miedo. Hasta tengo ganas de que me lleve a dar un paseo volando.

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